martes, 10 de enero de 2012

SÉ LO QUE HICISTEIS EN EL ÚLTIMO COTILLÓN...




La historia se repite, es un circulo vicioso donde las fases giran con el paso del tiempo, y eso lo digo porque las modas pasan y vuelven, esto mismo ha ocurrido con los grandes cotillones que durante años no eras nadie… si no conseguías una entrada a ser posible del más caro; donde pasada las doce de la noche te maltrataban física y psicológicamente, siendo una proeza llegar a la barra, ya que el aforo del local lo habían triplicado, la música pachanguera y cada vez más fuerte dejaba un rastro de afonía en el ambiente, para colmo el desastroso guardarropa, con ficha incluida; te hacia quedar con la incertidumbre de si la chaqueta que acababan de tirar al suelo, sería la misma que te llevarías a casa, casi siempre lo descubrías tarde, cuando encontrabas objetos extraños en los bolsillos que a partir de ese momento habían pasado a ser los tuyos. Por fin vuelven las fiestas antiguas de Navidad ¿La recordáis…?


Lo primero: El local. 
Una casa desangelada, preparada para el alquiler de verano, prestada por el familiar de turno de alguno de la pandilla (cada año diferente) que se convertía en cuartel general de operaciones durante más de un mes, siempre con la excusa de “Vamos a preparar la fiesta…”.

Segundo: El reparto de habitaciones.
El salón sería la pista de baile, la cocina se convertía en la barra, una habitación sería el ropero y cabina del disc-jockey y en otra se amontonaban todos los objetos y enseres a los que los dueños tenían cierto apego sentimental o sea camas, almohadas, sofá, sillas y el cuadro de la Santa Cena en relieve…

Tercero: La decoración.
Debido a que teníamos totalmente prohibido clavar ni una sola puntilla o chincheta en ninguna de las paredes, todo iba pegado con fixo, que con la húmeda de la casa, hacía que la decoración, nos la encontrábamos a diario en el suelo o lo que es lo mismo los posters, en la pared de las chicas… los caretos de Humberto Tozzi, Sandro Giaccobe o el mismísimo Camilo Sesto, en el lado de los chicos… los Rolling Stones o los Kiss, así como carteleras de cine que algún osado presuntamente había sustraído, lo mismo las había de Fernando Esteso y Andrés Pajares, que películas de “Chinos” de Bruce Lee, recuerdo una fiesta donde una de las paredes estaba ocupada por una foto gigante del Real Betis Balompié.

Cuarto: La música.
La fiesta de fin de año, tenía su propia lista de hit parade.
-En el 5º puesto, todos los éxitos de Georgie Dann, “El Bimbó, El cafetal, La barbacoa, El chiringuito o Mami que será lo que tiene el negro”, así hasta más de cien.
-El 4º puesto para los bailes de modas desde “La Raspa”, “Los Pajaritos de María Jesús y su acordeón”, pasando por el “Hula-Hop de Enrique y Ana” o el “Tractor Amarillo”.
-El 3º la banda sonora de “Grease”, donde por un momento nos convertíamos en John Travolta y Olivia Newton John siendo los reyes de la pista.
-El 2º los Village Peoples con la canción Y.M.C.A. donde llegando al estribillo, el disc-jockey bajaba el volumen del tocadiscos y a berrido limpio inventamos los casting de Operación Triunfo.
-Y por último, el número 1º, “Los Ríos de Babilonia” del grupo Boney M. todo ello con una coreografía muy especial, hacíamos un corro y en medio el pamplina de la reunión se jugaba la vida imitando al negro cantante del conjunto, entre piruetas, convulsiones y tonterías varias, era animado por un público muy canalla y con mucha ganas de guasa.

Quinto: El horario.
La fiesta empezaba a las diez de la noche y se hacía un descanso a las once y media para ir a las campanadas a la Plaza de la Iglesia, y luego a la vuelta, la encontrábamos llena de gente que ni siquiera conocíamos, menos mal que un “espabilaos” de los nuestros, ya había cambiado la Gin Rives por Ginebra Lirios o El Indio, para nuestros nuevos “invitados”.

Todo terminaba cuando “el pringao” de turno vomitaba en medio de la pista de baile y se ponía malísimo. Siempre se recurría al café con sal, que era la receta para la cura milagrosa, que más que reanimarlo y darnos las gracias, “la víctima” se ponía violenta y llegaba a insultarnos…. La fiesta concluía con la típica frase “Nos vemos mañana para limpiar…” pero nunca, nunca aparecía nadie….

18 comentarios:

  1. jajajajaja que bien lo has descrito !!!
    que de recuerdos me has traído de fiestas similares.

    un besazo

    ResponderEliminar
  2. jaja Mamé, como me identifico! Veo que Anusky también! jaja. Aunque yo siempre acudía a limpiar y entonces se armaba otra fiesta, jeje.
    Saludos,

    ResponderEliminar
  3. Unos recuerdos estupendos.
    Bicos

    ResponderEliminar
  4. El año pasado, por stas fechas estábamos con el mes del oído.
    Podías organizarlo tu este año.

    ResponderEliminar
  5. Lo has clavao, Mamé. Ya veo que todos los guateques-cotillones son y acaban de la misma manera.
    Un recuerdo genial y nostálgico.

    Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.

    ResponderEliminar
  6. Nunca salia para Noche Vieja, siempre lo celebré en familia.
    Pero me suenan estas fiestas.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  7. Esos guateques me traen recuerdos de juventud...Saludos.

    ResponderEliminar
  8. Qué tiempos aquellos... Aunque sólo fui una vez a una fiesta de fin de año, en casa siempre cantamos y bailamos y hacemos el ganso. Es noche de alegría.
    Gracias por "Los ríos de Babilonia". Me gusta mucho el grupo Boney M.
    Abrazos, Mamé.

    ResponderEliminar
  9. Me has dejado pensando, mas que nada porque se me mezclaban los recuerdos con los "Guateques" juveniles, pero no, no he estado en un cotillón en toda mi vida, ni lo estaré nunca, a mi no me van...
    Salud

    ResponderEliminar
  10. jejejejeje has hecho que recuerde aquellas fiestas con esos bailes y ¡la ropa! jajajajaja

    me alegro de que fallara internet y se haya publicado ahora, da más 'morbo' jajajajajajajaja

    dos abrazos, salao!

    ResponderEliminar
  11. Ah, quién pillara otra vez esas fiestas!! ja ,ja... Bss

    ResponderEliminar
  12. Jajajajaja !Que bueno, Mamé!.Igualito, igualito.
    La casa siempre iba rotando año tras año porque después de comprobar cómo la dejábamos, los dueños ponían el grito en el cielo y se negaban a repetir experiencia.

    Un abrazO.

    ResponderEliminar
  13. ¿Quien no recuerda estas fiestas?
    Pero bueno nuestras despedidas de año, aunque incluían variaos de los putos, innegociables de los que has colocado tu aquí, si que eran más íntimas y entre un grupo reducido de amigos. Raramente he acudido a una discoteca a pasar el fin de año.

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  14. Entrada de lo más divertida... Había mucha emoción y trabajo en equipo durante toda la preparación, muy lindo, jajaja. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  15. Esto parece la historia de muchas fiestas, te ha faltado una habitacion con una cama, que eso da mucho juego, habia que montarselo para llegar el primero...

    pasados cinco dias aun te salia confetis por las orejas y brillantes en el pelo..

    un saludo

    ResponderEliminar
  16. Hola Mamé, por in puedo visitarte. Me ha encantado el mensaje casi real, jejeje.
    Lo del libro viajero ha sido una bonita y entrañable experiencia.
    Me has hecho reir con lo bien que has relatado la aventura de las fiestas de fin de año.
    Por cierto, no se si me has vuelto a llamar por teléfono,como te dije cuando hablamos, siempre le olvido cuando salgo a la calle, luego nunca se quien me ha llamado.

    ResponderEliminar
  17. Gracias amigo por tu visita y dejarme tu saludo de bienvenida, nuevamente al mundo blogger.

    No solo lograste que me transportara a aquellos años de juventud sino que tambien me sonria con los recuerdos.

    Recibe un gran abrazo desde Japón.

    ResponderEliminar
  18. Ja,ja,ja,ja, que bien descrita está la fiesta de fin de año, de aquellos tiempos Mamé, yo este año he vuelto a ellos,casa particular, música de nuestros tiempos, y todo lo que conllevaba esas fiestas...Un saludo...TONY

    ResponderEliminar

UN SALUDO Y GRACIAS POR TU COMENTARIO.