En los campos de fútbol no hay entradas, ferias y
romerías no cabe ni un alfiler, las grandes superficies hasta los topes, los
coches cada vez más nuevos y modernos, las televisiones no caben el salón de lo
grande que son, ya muchos con segunda vivienda a pie de playa, teléfonos de más
de mil euros, comuniones y bodas de príncipes y princesas, los bares y
restaurante por reservas y muchos ejemplos más…
Pues así y todo hay gente que nos quieren convencer que este país se ha convertido en Venezuela.
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