Me encantaría ser una persona que trasmitiera optimismo
e ilusión pero se bien que no lo soy, es más creo que todo lo contrario, el
pesimismo siempre ha sido compañero de viaje, y la confianza y la seguridad
tampoco han formado parte de mis virtudes.
El ánimo y el brío lo he perdido con mucha frecuencia y de forma rápida, la gente cercana que me conoce bien saben perfectamente que no
estoy exagerando nada, y lo que hoy estás leyendo es la pura verdad.
También pasé por mi época de desaliento y abatimiento,
o lo que es lo mismo depresión, todo ello acompañado de tristezas y
flaquezas.
Esto lo cuento hoy no es porque quiera servir de ejemplo,
pero sí de muestra de que siempre existe una luz al final de túnel, habiendo
salida y solución aunque en algunos momentos no lo creas.
No hay mejor tratamiento y medicamento que rodearte de verdaderos amigos, agarrarte a la amistad como si fuera la cola del viento, y en caso que eso no funcione, te administra de nuevo una doble dosis de esa fórmula mágica, amistad…
Un buen amigo es un buen ladrón de tu tiempo.
Desconocía esa faceta tuya. Siempre me has parecido un tío muy alegre y animado. Muy echado para adelante.
ResponderEliminarPero es normal tener altibajos.
Y si, los amigos son muy importantes y tú siempre te rodeas de los mejores, entre los que me encuentro yo.
Un abrazo inmenso.