ESQUINA DEL BAR GLORIA (CHIPIONA)
Con
el paso del tiempo en Chipiona han ido desapareciendo costumbres y personajes
que antes eran habituales y usuales en nuestro pueblo, y en estos momentos se
encuentran por desgracia en peligro de extinción.
Quisiera
recordar hoy a los acomodadores y acomodadoras autóctonos que existían no hace mucho por
nuestras calles y plazas.
Aparecían
como por arte de magia después de la temporada de lluvias, salían como los
espárragos y los caracoles con los primeros rayos de sol y con ellos se
anunciaba el final del invierno y el inicio del buen tiempo y por supuesto la
temporada estival, tenían un territorio muy peculiar y definido, se
concentraban en un banco que había en la avenida de Regla, junto al bar Gloria
que en muchas ocasiones era ampliado a un tamaño bastante considerable con sillas de playas de todos los modelos y
colores, que utilizaban como cocina, comedor y sala de estar y sobre todo de
oficina, ya que allí se pasaban la mayor parte del día, observando con cautela
y prudencia la estación de autobuses de los Amarillos su gran fuente de
ingresos. Mientras esperaban sigilosos a que pasaran por su lado los nuevos
visitantes y futuros clientes recién llegados de ricas y lejanas tierras, que
más de una vez huían sobresaltados cuando varios de ellos se les acercaban y
voz en grito pelado le repetían aquello “casas… pisos… chaleres para alquilar” sin entender que era lo que
realmente estaba sucediendo.
Y
si por el contrario el nuevo visitante pasaba por aquel lugar en su coche, en
más de una ocasión era abordado y cercado, teniendo que frenar en seco el
vehículo para evitar un atropello o accidente e intentando al mismo tiempo
cerrar la ventanilla, no dando crédito a lo que estaba pasando, sin encontrar
una respuesta sensata a aquel trance nunca vivido antes.
Estas
situaciones han pasado casi al olvido y gran parte de culpa la tienen las
nuevas tecnologías y avances técnicos, los teléfonos móviles y sobre todo
internet con la infinidad de paginas Web que hay de “alquileres varios”,
originando una feroz y brutal competencia, ya que el venidero pupilo se salta
el arraigado don del protocolo, suprimiendo el eslabón de la cadena, contactando
directamente con el propietario de la casa cerrando ellos mismos el negocio.
Como
en los programas de televisión tan en auge, que nos traen a la memoria las
imágenes del pasado, las preguntas que yo me hago son las siguientes ¿Dónde
están los acomodadores y acomodadoras de antaño? ¿Quién ha usurpado sus sitios?
¿Qué les deparó el futuro? Interrogantes a las que no encuentro respuestas.
El
verano ya esta aquí porque… ya calienta el sol.
8 comentarios:
En mi pueblo existía una figura parecida que eran los corredores, se encargaban de hacer de intermediarios entre alguien que quería vender una casa y el comprador. Su labor consistía en mediar en el trato y llegar a un acuerdo entre ambos: por desgracia también han desaparecido.
Buen fin de semana.
Las agencias se han quedado con su trabajo.
Total, ya no hay dinero ni para alquilar...
Por acá no se sentaban en plazas, pero habia muchas familias que conocieno a los vecinos se encargaban de mostrar las casa y alquilar o vender.
Ahora se ha ido regularizando y por supuesto quienes hacen esos menesteres pagan por sus futuras jubilaciones.
Me acuerdo tanto de Doña Rosa....en su bicicleta dale que dale por el balneario.(acá balneario es cerca de la playa)
Cariños
Si, por aquí se llaman corredores, siguen funcionando.
Los únicos acomodadores que yo conocía eran los de los cines...
Salud
Una bonita historia sobre tu pueblo.
Las nuevas tecnología son armas de doble filo; positivas por un lado, negativas por el otro.
Mamé se llamaban y se siguen llamando corredores no acomodadores
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