Aquella mujer siempre me dio un poco de miedo, su
pasado un enigma perdido en el tiempo, el presente una incógnita a resolver y
su futuro un rompecabezas que seguro que le faltarán algunas piezas.
Lo que más me estremecía era cuando me la cruzaba de
paso, y ella sin ningún tapujo ni vergüenza iba hablando por las calles, a
veces disimuladamente y otras a gritos con su voz ronca y áspera, hacía que los
transeúntes se asustaran y le dejaran el paso como si del mismo Satanás de
tratara.
Siempre vociferaba la misma retahíla, “La arruga no es
bella…” chillaba, “Los dientes que me quedan son más falsos que mis amigos…”
aullaba, “El pelo blanco reina en mi cabeza…” rugía, “Y aun así dice la gente
que la vida es bella… iros todos al infierno…” bramaba.
La rueda de la fortuna giró jugando en su contra para
la desdichada mujer solitaria, arrastrando su sombra como si fuera una condena,
y había veces que no recordaba ni su propio nombre…
10 comentarios:
Me he quedado sobrecogido... espero no tener que cruzarme con la señora de marras. Por cierto, creo que he desactivado el chisme ese de las letras distorsionadas para demostrar que no eres un robot. Es cierto que es un tostón eso de adivinar qué cojones pone en el letrerito, sobre todo cuando no tienes puestas las gafas. Confírmamelo de todos modos cuando puedas, no sea que le haya dado a otra cosa.Un saludo.
Pobrecita, en realidad le pasaba lo mismo que a todos con el paso del tiempo...
Salud
Mamé, has contado una vivencia personal de la misma forma que se hace un relato de ficción. Con esto quiero decir que perfectamente pasaría por un microrelato de un escritor al uso.
Enhorabuena por ello.
Algo de miedo sí da la mujer que nombras. La realidad sigue superando a la ficción.
Un abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
Pobrecilla no asumió que con el paso del tiempo hay que "pasar" como el propio tiempo y aprender a "reciclarse". Su propia inmovilidad mental e imaginativa le destruyó.
Afortunadamente la mayoría de los mayores lo hace instintivamente. Bss.
Yo también conozco alguna de este tipo. No es exactamente miedo lo que me dan. Por un lado resultan algo cómicas, hemos de admitirlo, porque su discurso está descontextualizado y resulta divertido. Pero por el otro, uno siente algo de lástima por esa soledad, no por esa locura.
Reconozcamos que la arruga no es bella. Y que los dientes postizos deben ser un rollo...
Es una pena llegar a la vejez y que la cabeza se le vaya a una persona. Algún caso he visto yo también, suelen ser los juguetes rotos de la vida.
Un abrazo
pues yo creo que en todos los pueblos hay una señora que expresa en voz alta lo que lo demás callamos.
Hay muchos seres como el que describes en cualquier rincón del mundo, me producen lástima y algunas veces me hacen sonreir un poquito, intentando aliviar la compasión que siento.
Qué inquietud me ha entrado leyendo esto , hijo mío!!!
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