Últimamente no sé como lo consigo pero hablo mucho
conmigo mismo, no es que me pregunte y me conteste… eso daría mucho que hablar
y tendría que mirármelo, simplemente me vienen a la mente recuerdos del pasado
y parece como si lo estuviera viviendo in situ con imágenes y diálogos, sobre
todo me viene la invocación de mi niñez…
De niño nunca destaqué ni en estudios, ni deporte, ni
en nada…, nunca colgué un diploma en el salón de mi casa, ni gané una dorada medalla, pero que no por ello tuve
ningún tipo de complejos y alteraciones, quizás pequé de tímido y retraído, pero
me fue bastante bien.
Después de diez largos e interminables años en un colegio de curas, pasé de
querer ser un mártir misionero en África a estar a la diestra del Padre, pero a
más de mil kilómetros de distancia, aludo que en aquel colegio hasta el recreo
era una asignatura…
No participé en ningún teatro de navidad o fin de
curso, ni mucho menos entré a formar parte del coro, que era el mayor prestigio
que se podía conseguir, simplemente me limité a pasar de puntillas durante todo aquel
tiempo, me camuflaba como un camaleón para no llamar la atención y me mimetizaba
todo lo posible para pasar inadvertido en aquel lugar tan inhóspito y agreste y
sobre todo soporífero y monótono, por lo menos a mí me lo parecía.
Mientras mis compañeros corrían tras un balón soñando
en convertirse en el nuevo “Johan Cruyff” famoso jugador de fútbol de los años
70, yo soñaba con tocar la guitarra y cantar en inglés, ninguno de mis
camaradas triunfó jugando al balón pie, ni mi persona aprendió ni a tocar la
guitarra y mucho menos hablé y canté en el idioma de William Shakespeare.
Veis ya estoy de nuevo hablando solo espero no me haya escuchado nadie, al final tendré
que mirármelo…
6 comentarios:
Cuidaito con lo que te cuentas. Un beso amigo. Por cierto, eres Carlito.
Jajajaja, conversar con uno mismo es síntoma de madurez. Se mira el pasado, se piensa en el presente, y los días vuelan...
Me encanta esa foto de Mamé niño y su mirada profunda, como profundo es su corazón!!
Cuando se pasan muchas horas sólo, es normal que la mente se distraiga en largas conversaciones con uno mismo.
No es extraño que así sea.
Saludos.
Haces bien en confesártelo a ti mismo por que te da la gana, a veces es bueno y relajante... )
Salud
Hablar con uno mismo y recordar es el mejor ejercicio para el alma
No hace falta que te lo mires, te lo digo por experiencia. Cuando trabajo de noche y estoy solo, hablo con las máquinas y les cuento mis batallitas. A las siete de la mañana hay que hacerle un reset general. ¿me comprenderan?. Creo que si.
Un abrazo.
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