Estamos viviendo unos momentos en que los que todos
queremos lapidar a alguien, pero a ver quién es el que tira la primera piedra y
que después demuestre que está libre de culpas.
Que de sensibilidad invade el ambiente, que pronto nos escandalizamos
por todo, tenemos la susceptibilidad a flor de piel, que delicados somos para
unos temas y que desconsiderado y burdos para otros, rozando ya lo ridículo y
ñoño con esa postura.
¿De verdad esa gente es tan mística y espiritual como nos pretenden hacer creer a los demás?
Está claro que habrá dos cielos en uno estarán los
santos y bienaventurados y en el otro residirán los maliciosos y malignos y en
ambos casos habrán practicado las mismas creencias y religión.
Me quedo en el infierno que será seguramente el término
medio…
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