Todos los amaneceres resucito de entre los muertos,
y de nuevo a la hora nona me volvéis a crucificar,
de mi mensaje, ¿Qué no entendisteis...?
nadie se acuerda de Hiroshima y Nagasaki,
de Israel y Palestina.
Me inventé al Ángel Caído para que acampara en la
Tierra,
hoy me gana todas las batallas y todas las guerras,
adoráis al Príncipe de las tinieblas,
veneráis a Satanás, al Demonio, al Diablo…
distintos nombres para atesorar el mal,
pero por treinta monedas me vendéis a diario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario