Ambiciona y pretende hacer tantas cosas,
que ninguna le aflora bien,
son tantos los intentos que se quedan en nada,
que ya ha perdido el balance y la cuenta.
La ausencia del brillo que con tanto ahínco busca,
nunca lo visita, ni jamás acude a su cita,
se esconde tras un disfraz de moderno ganador,
pero en algún momento su antifaz cayó a la arena.
La audiencia ya no aplaude,
es más, ni siquiera lo escuchan,
se termina la ceremonia, se acaba la cortesía,
todos se dan la vuelta.
Pasando de la risa a la pena,
de la comedia al drama
y más tarde lágrimas derrama,
porque su función se da por terminada.
Mientras unos hablan, yo escribo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario