De prisionero del disparate al más difícil todavía, así
es como se tiene que sentir más de uno, cuando su líder espiritual o el ideólogo
de turno, pronuncia unos de sus salmos sagrados.
Ya no caben más proyectos, ni más promesas por metro
cuadrado, yo me pregunto ¿Alguien se cree todo eso?
La barita mágica la tienen los magos, y toda su actuación
son trucos muy bien hecho, pero solo son eso… trucos, engaños súper preparados,
fraudes y farsa y muchísima comedia.
Gran parte del éxito es tener al público entretenido
con otra cosa, con la vista en otra parte, mientras ellos realizan su número con éxito.
Luego salen a la pista los kamikazes trapecistas sin red,
los come fuego con las sonrisas "Profiden",
el encantador de serpiente,
el faquir tragasables que se suele tragar más cosas aparte de sables,
el hombre bala que nunca está cuando se le necesita,
el mimo triste... cuatro años callado,
en el otro extremo el ventrílocuo que lo que tenía que hacer es callarse,
el malabarista que no sabemos cómo lo hace, pero nunca ha roto un plato,
también está el escapista que suele ser el dueño del circo,
el contorsionista que se adapta a todas las posturas
y para terminar los payasos sin gracia, que de eso hay muchos.
Me compraré un gran paquete de palomitas, que no me quiero perder el espectáculo.
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