Ayer en uno de los cajones ha aparecido mi cartilla del servicio militar, un episodio de mi vida que duró desde el 15 de enero de 1982 al 15 de marzo de 1983.
Lo que a continuación escribo lo pongo en mayúsculas “EL
TIEMPO MÁS PERDIDO DE MI VIDA…”, imagino que muchos pensará lo contrario, pero
esa es mi personal e intransferible opinión.
Nunca entendí ni acepté que un señor que llevaba más
tiempo que el palo de la bandera en cuartel y solo había llegado a cabo primero,
te pudiera insultar de esa manera, que si éramos basura, que no servíamos para
nada, y que por 610 pesetas que era el sueldo que nos daban había otro y muchos
improperios y barbaridades más que no me apetece escribir.
A mí en un principio me atraía aquello de la patria, el
himno y la bandera, pero cuando salí de allí todo eso dejó de tener el significado
del principio, pero eso ya es otra historia.
Allí habíamos chavales que fuimos mano de obra barata,
que ejercíamos de camareros, cocineros, choferes, jardineros y chicos para
todo, la vida militar no la vi por ningún lado, salvo por los desprecios de los
mandos y la jerarquía de los galones.
Todo eso cambió para bien y en estos momentos tenemos
un ejército profesional que era realmente lo que hacía falta, donde te tratan
con respeto y el personal desempeña su trabajo y no como antaño que éramos un
cero a la izquierda.
Ahora solo pediría que me devolvieran mis 15 meses de vida
más perdidos de mi historia, si existe alguna posibilidad.
1 comentario:
Yo me libré de la mili. Nacido en el llamado baby boom, hubo mucho excedente de cupo y si hubiera ido habría sido una perdida de tiempo como podía ver en mis amigos que la hicieron. Quédate tranquilo, tú pensamiento está muy generalizado entre quiénes no tuvieron más remedio que hacerla
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