La gente se obsesiona con la muerte
y tendría que estar más preocupada por la vida,
demasiado tiempo perdido lleno de angustia,
nos domina el miedo y nos fascina la tristeza.
La impaciencia naufraga y zozobra,
los pensamientos encallan en la orilla,
ansiedad y desasosiego avienta el velamen,
a un rumbo totalmente desconocido,
de un punto sin retorno...
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