La gran ciudad pronto se vuelve pueblo,
el ruido se convierte en afonía y mutismo,
las olas siguen muriendo en la orilla,
pero esta vez en silencio…
Te acercas la caracola al oído para oír el mar,
qué lejos queda y que cerca los recuerdos,
el sol se duerme entre hierro y hormigón,
el infinito horizonte ya solo es nostalgia y mención.
La rutina lo invade todo,
querencia e inercia,
vuelven las costumbres y los hábitos
venciendo las normas y las reglas.
Invierno riguroso e inclemente,
entre brumas y nubes, la luz se esconde…
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