Monumento efímero con los materiales que se ha creado,
tenía y tiene los días contados por mucho que lo restauren.
Aparte de la “ayuda” de vándalos y gamberros, solo era
cuestión de tiempo que se deteriorase por sí solo, en el lugar donde se erigió
quizás el menos acertado: Viento, lluvia, calor, frío, salitre, humedad… o lo que es
lo mismo todas las inclemencias del tiempo en su contra.
Una guitarra, una silla de enea, unos zapatos y unos
pantalones, no podrían ser eternos por muchas capas de pinturas y poliéster que se le den.
Los monumentos duraderos según la historia, los que han
perdurados, son de piedra, bronce o mármol.
La idea e intención fue buena, pero fugaz y momentánea… Y si no al tiempo, del homenaje al gran maestro guitarrista Manolo Sanlúcar con el paso del tiempo solo quedará un azulejo o una placa en su mirador…
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