Detrás de cada puerta hay un mundo y no es paralelo precisamente,
es el real, es el de tu familia, es el de tus amigos, es el de tus vecinos...
¿Quién eres tú para juzgar y condenar? Ya está escrito
en La Biblia “El que esté libre de culpa que tire la primera piedra”.
Pensamos que somos los elegidos, pero que lejos estamos de serlos.
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