Quien me conoce bien sabe que este antro subversivo, covacha rebelde, cuchitril turbulento, madriguera conspiradora, caverna peligrosa, guarida revoltosa, resumiendo..., es mi refugio.
Con entrada secreta y contraseña, con un mínimo de
usuarios bien avenidos, compinches malandrines contrarios a la apatía,
cómplices secuaces enemigos del aburrimiento, seguidores partidarios de ideales
a consumar, íntimos ayudantes de sueños todavía por cumplir, auxiliares de
causas casi perdidas pero que aún respiran.
Aquí pasamos las horas y algunas veladas completas,
divagando y teorizando, muchas veces andando por las ramas y otra yéndonos por
los cerros de Úbeda, vacilamos, dudamos y en algunas ocasiones concretamos y acertamos,
aunque casi siempre ponemos en tela de juicio todo lo censurable y reprochable.
Libros, discos, cuadros, fotos, esculturas y muchos recuerdos... a
todas esas cosas sus cuatro paredes dan amparo y cobijo, cultura popular para el
pueblo, no hay más beneficio ni más ganancia que por unos momentos ser útil, ni
mayor satisfacción que esta…
Muchas risas contagiosas, discusiones con vueltas a la
calma, conversaciones profundas, disparates lanzados al aire, siempre música
envolviendo el ambiente de forma etérea pero envolvente…
Mi refugio tiene todo eso y algunas veces, mucho más…
1 comentario:
Qué agradables convivencias han de pasar en tu refugio. Es lindo leerlo.
Abrazos.
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