En estos tiempos donde todo el mundo quiere nadar y guardar la ropa, donde en la partida todos tienen un as escondido en la manga, a pesar de que las cartas ya de por si estén marcadas, poniendo cara de sorpresa cuando echamos un naipe sobre el tapete, aunque este ya esté repetido.
Somos interpretes, que lo mismo representamos el papel
en una comedia, como en un drama, pero sin cambiar los gestos y ni las muecas, dejando de ser creíble hasta para nosotros mismos, ¿Imagínate para los demás? Ya
no nos quedan guiños, ni pantomimas para sorprender a la gente que nos rodea, las
verdades y las mentiras se mezclan en un mismo tanto por ciento.
Ya no distinguimos quien son nuestros enemigos y quien
nuestros aliados, pero la función tiene que continuar, aunque ya el público se
haya ido aburrido y cansado.
Ya solo queda repartir los premios a los peores actores
de reparto, hasta eso está ya trucado, para tan mísero galardón. Que triste callar para conseguir la paz...
P.D. Basado como siempre en hechos reales…
2 comentarios:
Cuanta realidad!!cariños.
Así es. Un abrazo grande.
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