Algún día tenía que contarlo, la mal llamada fiesta nacional o sea los toros para mí, jamás me gustaron.
Nunca le había prestado atención, sabía perfectamente
que ninguna vez iría a una corrida de toros, de eso estaba seguro, pero nada más.
Desde hace seis años eso ha cambiado, su causa se llama
“Lennon”, mi amigo perro, un animal pero mi compañero.
No puedo ver sufrir a un animal, y mucho menos hacer un
espectáculo de ese sufrimiento, me parece dantesco y espantoso aplaudir al que
le hace pasar y provocar ese tormento y agonía a un animal en pleno siglo XXI.
Sé que me puede traer comentarios en contra con este
pensamiento, pero es el mío y lo quiero gritar a los cuatro vientos, si algún día
tuviera la posibilidad de votar en contra de ello, podéis estar seguro que lo
haré…
Y que nadie me diga que sin las corridas el toro se
extinguiría, esa es la respuesta fácil, he visto a pocos aficionados preocupados
por la desaparición de los linces, osos o lobos…
Ojo, sigo siendo español, sin pulserita, pero español...
1 comentario:
Totalmente de acuerdo contigo, Mamé. No puedo soportar tamaña salvajada en nuestros días.
Ni Fiesta Nacional, ni narices...
Ni tradición, ni nada de nada...
Hay que evolucionar.
¿Cómo se puede disfrutar viendo sufrir a un ser vivo hasta la muerte?
Es depravado.
¿Qué se pierde la raza del toro, la tradición, la fiesta?
Qué se pierda...
pero por favor, evolucionemos.
Creo que las nuevas generaciones harán detener esta barbarie alguna vez y para siempre.
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