Contar una historia a medias y omitir algunos datos no
es una verdad completa, no es una mentira, pero tampoco es la realidad.
La sinceridad integra puede perjudicar al que la cuenta, pero “olvidar o descartar” testimonios, también puede despistar o
confundir al oyente.
Muchas veces el “verdugo” y la “víctima” participan en el
mismo juego e incluso se cambian los papeles según convenga cara a la galería.
El escenario puede estar lleno de santos y pecadores o de perfectos y perversos, recíprocamente, pero la verdad solo tiene un camino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario