Hay personas que desde cumplen 18 años votan al mismo partido fielmente, y hasta que literalmente desaparecen, toman a la asociación política como si de un equipo de fútbol se tratara y su afición es eterna pase lo que pase.
Para mí esa situación sería imposible, creo que no he
votado a la misma formación más de tres veces seguidas, cuando me engañan y me
defraudan no tengo fuerza moral para apoyarles.
Quiero decir con esto que en mi disciplina política, la
fe ciega no existe y comulgar con todo… menos.
He votado a la izquierda y a la derecha según el
momento, pues eso me ha hecho tener “enemigos” en ambos lados.
Algunos de esos “enemigos” son según soplen los
vientos, los de izquierda me llaman “facha” y los de derecha “rojo”.
Si me quieren poner una etiqueta que sea “democrático”.
Mal empezamos el mes de junio.
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