Las personas que no se involucran en nada nunca se equivocan, pero esa situación no les provocará ningún reconocimiento ni agradecimiento y el protagonismo brillará por su ausencia.
Lo increíble de esta historia es que esa gente que pasa
sin pena ni gloria, son las que más critican a la personas que si se implican y
comprometen.
Puede ser que las palabras criticar y envidiar van
cogidas de la mano. Está claro que el que no se embarca no se marea…
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