Diario de a bordo: Hoy he llegado a la conclusión de
que no pesan, ni los años, ni los kilos, lo que pesan son los miles de gramos
que albergan y rodean mis huesos…, está claro que en el confinamiento me ha
cambiado el metabolismo, eso le puede pasar a cualquiera, seguro que algunos de
los que está leyendo esto le ha ocurrido ¿A qué si…? Y no son imaginaciones mías….
También ha podido ayudar la falta de ejercicios y la
alimentación, de deporte ni hablamos…, y la comida sana pero en cantidades
industriales “como no se guisar para uno solo, pasa lo que pasa…”, he engullido
paellas para 5 personas en solitario, espuertas de espaguetis sumergidos en
salsa casera de tomate y carne picada, montañas de patatas fritas coronadas de huevos fritos, tortillas
tamaño rueda de tractor rociero, y de postres mejor no hablamos, con las
torrijas que me he comido se podía haber construido media muralla china,
bizcocho, galletas, cortadillos de cabello de ángel, masas reales y los pasteles más pringosos y grasientos del universo… y algunas
ocasiones todo mezclado.
La fruta brilla por su ausencia, la única que he
comprado ha sido limones para ponerle una rodaja al gin tónic nocturno diario…
Más de diez kilómetros de caminante “forzoso” hasta ahora no es ninguna condena, espero que siga así...
Menos mal que seguiré con mis paseos diarios, y algo
perderé…, espero que no sea la paciencia, de todas formas me estoy probando la
túnica que tengo de cuando me iba a vestir de Demis Roussos unos carnavales…,
lo mismo si le pongo un cinturón por debajo de la barriga…, y a pasar todo el
verano arreglado pero informal.
2 comentarios:
Tranquilito con los saltos que tampoco es cuestión de venirse arriba.
Tienes que cuidarte. Un saludo
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