Diario de a bordo: Lo prometido es deuda, ayer tomé la difícil
y peligrosa decisión de entrar en la farmacia, mirar fijamente la báscula,
coger la moneda de 20 céntimos introducirla en la ranura y cruzar los dedos…
Los dígitos por unos segundos se volvieron locos,
subían y bajaban, bueno… subían más que bajaban y al final por fin se paró en 99,5
kg., y mi peso ideal es el de 77.6 kg., lo que es lo mismo me sobran 22 kg., si
alguien que lea esto ha perdido algunos que no los busque que los tengo yo, y
estoy dispuesto a devolvérselos sin ningún impedimento ni inconveniente…
No me preocupo mucho, antes de la cuarentena pesaba entre
95 o 96 así que después de todo tampoco ha sido para tanto, estando dos meses
en paro biológico total y absoluto sin mover ni un solo músculo, como en “Metamorfosis”
de Frank Kafka, donde un ser humano se iba trasformando en una cucaracha, pues
yo me he convertido en un camaleón, y me mimetizaba con el forro del sofá y con una
lengua de energía elástica y de adherencia viscosa y pegajosa con la que devoraba todo lo que pasaba por mi lado.
Espero que con las caminatas y los empachos de fruta de
cena por las noches, si no es en esta vida, que sea en la siguiente, consiga mi
peso ideal…
Por ahora lo llevo bien, pero en las pesadillas
nocturnas de la gente, les persiguen monstruos, zombies y asesinos, pues yo me llevo toda
la noche corriendo detrás de un montón de donut, y no alcanzo ni uno…, y me
levanto sobresaltado y sudando, espero que pronto se me pase…
Las paradojas de la vida medio mundo pasando hambre porque
no quiere engordar y el otro medio muerto de hambre porque no tienen nada
que llevarse a la boca, al final todos, pasando hambre por un motivo o por otro…
1 comentario:
Ánimo c9n tu dieta. Un beso
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