A estas instantáneas les tengo mucho cariño, son de
cuando Manuela y yo trabajábamos para una agencia de modelos hace unos años, desfilamos por las
mejores y más célebres pasarelas del mundo: Paris, Milán, Londres, New York…, en
“Cibeles” siempre nos negamos... Posábamos para los más afamados y prestigiosos fotógrafos
mundiales…
La vida de modelo era muy dura, todo el día viajando de
un sitio para otro y siempre muertos de hambre, lo mismo prestábamos nuestra
imagen para un teléfono última generación, que para un nuevo perfume o para la fabada Litoral o el bote de
Fairy…, todo era glamour, prensa, entrevistas, secciones y lujos..., hasta que te cansas de esa vida, ahora ya
vivimos de las rentas y de los recuerdos.
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