Diario de a bordo: Cuando di comienzo esta historia del
diario, la mayor intención era la de dar optimismo y esperanza en una situación
nunca vivida, había días que eso no lo conseguía porque era imposible escribir
un texto que trasmitiera un ápice de alegría, porque realmente no la había…
En los últimos paseos me resulta muy gratificante ver como
poco a poco los negocios se van abriendo y otros están haciendo limpieza para
reabrirlos cara a la temporada estival que se acerca a pasos agigantados, los
dueños y trabajadores se afanan en limpiar el mobiliario, pintar los locales y
sobre todo desinféctarlos y fumigarlos para mayor seguridad, todos están
apostando para que este verano “especial” pase con más gloria que pena.
Ahora tendrá que ser el público y sus clientelas habituales
las que tienen que responder, siempre siendo responsables y conscientes para que
resurjan estos negocios y que sean rentables y puedan fomentar nuevos puestos
de trabajos, tan necesarios después de este maldito confinamiento.
Tenemos la obligación de levantar el comercio local, el
cercano, el que ha estado al pie del cañón estos últimos meses, los
establecimientos de barrios que tanto hemos usado durante esta cuarentena, donde
el propietario y sus operarios nos conocen por nuestros nombres y no solo somos
una cola de personas desconocidas, ahora es el momento de ser solidarios y
recíprocos con nuestros vecinos.
Ya solo será cuestión de tiempo que volvamos a la
normalidad, que perdimos tan rápidamente y nos va a costar tanto volver a
recuperar…
“Con el tiempo y la madurez, descubrirás que tienes
dos manos; una para ayudarte a ti misma y otra para ayudar a los demás”.
(Audrey Herpburn).
Ya solo nos queda una lucha de gigantes...
Ya solo nos queda una lucha de gigantes...
1 comentario:
Por mi parte que no quede. Un bes9
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