Todos queremos más y mucho más… que más tarde
solo seremos los más ricos de cementerio, a diario triunfa el egoísmo sin
medida, la avaricia que nos hace romper el saco y una codicia excesiva que nos
convierten en alimañas dañinas.
Nos pierde el brillo del oro y las ansias de poder.
Shakespeare dijo una vez... “Lloré cuando no tenía zapatos, pero dejé de llorar cuando vi un hombre sin piernas. La vida está llena de bendiciones, a veces no la valoramos”.
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