La gente que odia no pueden formar parte de la política:
ni nacional, ni autonómica, ni local.
Es igual que sean de partidos de derecha como de
izquierda o viceversa, las personas que fomentan la repugnancia y el rencor por
el contario, no deberían estar incluidas en ninguna formación política, avivar
y promover el desprecio y la tirria, no tendrían que ser motivos para coger
votos, esas papeletas se deberían de ganar con proyectos y propuestas, y no con
insultos y desprecios.
Con razón somos muchos ya los que renegamos de la política
y los partidos y de algunos de sus “ideólogos monigotes de papel mojado”, encima presumiendo
de su incultura política y de sus quinces minutos de gloria…
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