Está claro que no estoy preparado para el futuro que me
espera, antes todo requería un trámite, al menos una gestión, ahora todo tiene
que ser inmediato o no nos vale.
Queremos llegar sin disfrutar del camino, ser el
primero pero sin contemplar el paisaje, lo importante es el éxito, como lo
consiga es lo de menos, todo lo demás es perder el tiempo.
Se premia la rapidez, la prisa, la velocidad, y se
castiga la calma y el sosiego, correr y no parar, el tiempo es oro.
Vivimos momentos de vértigos, acompañado de furor y
rabia, de malhumor constante, la prontitud nos hace líderes, la tranquilidad
está pasada de moda, siempre estamos preparados en la pista para escuchar el
disparo de salida, muchas veces sin tan siquiera conocer el recorrido, la
historia es salir y opinar el primero en una competición continua y sin fin, y
en ocasiones tirando todos los obstáculos que nos encontramos en el camino y
sin mirar atrás.
Al final somos campeones de nada…
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