Qué alegría de la gente que está tan segura de sí
misma, y yo siempre invadido de dudas, “admiro” a esas personas tan firmes e
invariables con sus ideas, esa confianza innata que desprenden y mi ego particular
tan variable e inestable, me fascina sus pensamientos inquebrantables siempre a
flor de piel, y los míos duermen todas las noches entre vacilaciones y
titubeos.
Está claro que debo adaptarme rápido al rebaño o seré presa de los lobos... Estoy deseando volver a las cavernas...
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