Recuerdo que a finales de los años 70 y principios de
los 80 había políticos que para conseguir logros sociales y reivindicarlos, se
encerraban en las sedes de sus partidos e incluso en iglesias y se ponían en huelga de hambre.
También había sindicalistas que se encadenaban en las
puertas de edificios oficiales y permanecían acampados durante días para reclamar y exigir
cambios favorables para la sociedad.
Esto hoy es impensable, los políticos tienen despachos súper
cómodos y la huelgas de hambre las hacen en buenos restaurantes, y los
sindicalistas hacen ya mucho tiempo que no se encadenan en ningún sitio, porque
son ellos los que ahora están dentro de los edificio oficiales… Pobre democracia.
Está claro que sigo enfadado con el mundo…
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