El tema que traigo hoy, lo he reflejado en otras
ocasiones en mi blog “Tomara que tu viera…”, pero está claro que es una
vivencia que se produce más veces de las que quisiera.
Os hablo de esa gente que su vida la envuelve en un
halo de misterio, y yo cada vez estoy más viejo para jugar a los rompecabezas y
adivinanzas.
Si alguien en alguna ocasión me regala un puzle les puedo asegurar que no pienso abrir ni la caja y vivirá toda su vida arriba del armario, no puedo perder mí tiempo en tonterías y simplezas, a mí que me
lo den ya terminado y enmarcado…
Los jeroglíficos egipcios tampoco son mi especialidad,
a mi en castellano y sin muchas vueltas, vamos lo que se dice "directamente al
grano…”
Que de secretos y enigmas, todo es reserva y discreción, pero a gritos para que se entere el mayor número de gente, para luego poner caras de cordero degollado cuando se dan cuenta que su “secreto” ya lo sabe toda
la provincia.
Siempre serán una incógnita entre signos de
interrogación, mi época de acertijos y ocultismo ya pasó a la historia.
La franqueza, la sinceridad y la claridad brilla por su ausencia.
Allá ellos oye…
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