Cuento mis pasos y vuelvo sobre ellos,
el mismo recorrido, igual destino,
ya no hay brillo, ni saltan chispas,
blanco y negro en la pantalla
y en una esquina, dos alas rotas…
Un hado o un sino,
quizás una estrella fugaz,
un signo de la providencia,
un porvenir, una sombra,
una designación o simplemente casualidad.
Rumbo perdido en el camino,
la meta..., puede que el fin,
la cercanía me pierde y me extravía,
prefiero la lejanía del laberinto,
la maraña, la confusión y el lío.
Me sitúo, no quiero cambiar de sitio,
vuelvo a mi muro, me refugio en el,
trinchera, defensa y resguardo,
y como el zapatero de “Manolo García”
mi sonrisa rota reparo…
“Mándame en un sobre
tu sonrisa rota
yo te la compongo
que soy zapatero…”
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