Espero no ser nunca un ejemplo a seguir,
ni un gurú, ni luz de guía,
impartiendo clases de conducta y moral,
mucho menos el confesor de la reina,
tampoco en consejero de metas a alcanzar.
Ni bendito, ni sagrado,
nunca elegido, ni predestinado,
o favorecido para la gloria,
ni ser canonizado o excomulgado
por algún floreado selecto rebaño.
Moralidad con mordazas,
ética y normas forzadas,
blasfemos púlpitos y tribunas,
vendedores de viento y cenizas
pasaportes al cielo o al infierno.
El que esté libre de piedra…
que tire la primera culpa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario