martes, 19 de enero de 2010

1984 AÑO CERO...



CARTEL DE 1984

Es comentario está dedicado a todos aquellos que nacieron en la década de los años 80, que pueden pensar que la gran fiesta de los carnavales ha existido desde siempre como ocurre con otras celebraciones como La Navidad o La Semana Santa que se vienen celebrando desde antaño.
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Todo se origina en el año 1984 aunque el inicio se venía germinando desde mediado de la década de los setenta, de la mano de un Portuense afincado en Chipiona, Manuel Camacho Francés “El Chusco”, que con un grupo de aficionado crea la primera comparsa “Aires bandoleros” 1975 con la que llegó a concursar en el gran Teatro Falla de Cádiz consiguiendo el tercer premio y un gran éxito, a partir de ahí durante varios años continuó con el mismo grupo y con la misma calidad y reconocimiento, así hasta 1983 que volvía triunfar con la comparsa “Cristianos en Roma” esta vez trayéndose el primer premio del concurso de agrupaciones del Puerto Santa María.
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Ya el siguiente año y estando de Delegado de Fiestas Pedro Valdés y apoyados por un grupo de personas vinculada de alguna forma con el carnaval, se toma la iniciativa del resurgimiento, ya que desde los años 30 estos habían sido prohibidos conllevando su desaparición. Todo esto lleno de recelos, incertidumbres y dudas, sin saber que ocurriría en un pueblo tan apático hasta entonces e ignorando la respuesta del mismo hasta los últimos momentos, pero al final el tiempo les dio la razón a todos los que apostaron por el.
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Recordar ese primer cartel anunciador y con la frase de “Chipionero disfrázate” original del pintor Juan Ignacio Sardi y con la fecha de 16, 17 y 18 de marzo siendo el último de la provincia, su gran prueba de fuego. Mención especial a ese pregón encargado de iniciar el evento a cargo de Eugenio Claver Faraldo un gran orador y amante de su pueblo. Y aquella primera perla, la señorita Eloisa González y su corte de damas.
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Y como no las agrupaciones de aquel año, original del Chusco nos traía “Soldados Españoles en Cuba”, Bernardo Caro sacaba “Azahares de mi tierra” y la primera comparsa juvenil chipionera “Lamentos marineros” escrita por Manolo Guardia, también triunfaban la chirigota del Mellizo y Juanito Cordero con un nombre muy chirigotero “Los estrapajosos de la Calle Oscura” y a falta de grupos salió a la calle y tablados la tuna de Chipiona formada por estudiantes de instituto, también nos visitaron agrupaciones de Rota y Sanlucar, llenándose nuestra ciudad de canciones, alegría, color y fantasía en esos días, para sorpresa de todos sus habitantes.
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Y como colofón de fiesta la cabalgata, recuerdo asomarme a la Avenida de la Diputación al ruido de tambores, cencerros y pitos, digo ruido y bullicio no música, y presenciar una aglomeración de personas todas mal disfrazadas y algunos solos con las caras pintadas, sin organización ni control, pero con muchas ganas de diversión, comienzo y pistoletazo de salida de la magnífica y espectacular que tenemos hoy.
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Ahora trascurrido los años y pasado el tiempo, volviendo la vista atrás, recordando sus inicios vemos en lo que se han convertido nuestros carnavales y nos podemos sentir muy orgulloso del éxito obtenido. En nuestras memorias han quedado carteles, peñas, pregones, perlas, damas, grupos de cantos y de cabalgatas. Mucho ya llovido desde entonces por eso hay que recordar a las nuevas generaciones que 29 años en esta historia no son nada, porque realmente todo empezó en l984 El Año Cero.

2 comentarios:

Alfonso Saborido dijo...

No sólo en Cádiz capital, existe el carnaval... Chipiona también lo tiene. Yo no soy muy carnavalero, pero lo curioso es que en Jerez, éste no cuaja, y mira que tiene aficionados...

Adelaida Ortega Ruiz dijo...

Es cierto. Los carnavales se han celebrado siempre, pero no como ahora los conocemos.

Antes de la fecha que indicas los disfraces estaban prohibidos, y al menos en mi pueblo siempre se celebró el carnaval, pero de otro modo.

A mí me gustaba esa fiesta... y te digo que casi más que ahora.

La gente salía a la calle; se reunía en el paseo del pueblo, se cantanban canciones y se jugaba a muchas cosas, como al corro, a la flor del romero, al cachumbo con botijos (hasta que el botijo lleno de agua se le caía a alguien y se rompía en pedazos, empapando al que hubiera cerca).
Mayores y pequeños entrábamos juntos en los juegos, y eso me encantaba, porque era la única vez en todo el año que se gozaba de compartir juegos con los adultos.

Un abrazo.