El "Hotel del Olvido", residencia de lujo siempre completa de
almas muertas y de cuerpos vivos y con interminables listas de esperas, cientos
de años moran en sus entrañas, soledades nunca compartidas y que nunca lo serán,
el abandono de existencias archivadas llenas de polvo y telarañas que nadie
quiere desempolvar y limpiar, mentes difusa que mezclan la realidad con la
ficción, los recuerdos del pasado, del presente y del futuro que siempre
parecen los mismos, marginados en habitaciones pulcras, blanco en las paredes,
blanco en los uniformes, cerebros también en blancos.
Ojos abiertos en mentes cerradas y bloqueadas, suspiros silenciosos que a
veces suena con una tormenta, latidos que retumban como truenos pero por
desgracias solo muy pocas veces...
Lejanía que suenan a letanías, lecciones de ética que nunca acaban,
consejeros que no aconsejan. Un espacio y tiempo que nunca se ponen de
acuerdo, movimientos robóticos y torpes, prisas por nada, lentitud por
todo, rapideces en simulacros vanos, colorear figuras llenas de ausencias con
lápices ya sin puntas, huida o retirada cansados de tan largo viaje a ninguna
parte.
Ya solo queda desconectar y apagar, adiós a la vida y también a la
muerte, expiración en subsistencia, llamadlo energía, fuerza, vigor, espíritu o
aliento…, qué más da.
Entregan sus armas en una rendición muchas veces ya anunciadas, hazañas
bélicas que un día fueron para hoy firmar la Paz, por orden de desplome y derribo…, la ruina llamó a su puerta y ya cansado las abrió de par en par, el viento
fuerte se llevó todos sus recuerdos de su maltrecha memoria, ni tan siquiera la
nostalgia de la supervivencia le da fortaleza, espero no regresar nunca más al
Hotel del Olvido…