viernes, 20 de marzo de 2015

ODIO A MI CARTERO...




Es verdad que odio al cartero de mí barrio, no a la persona en sí, ni a su digno trabajo, odio lo que trae…, no hay día que no me entregue gentilmente en mano alguna carta o certificado (a estos últimos les temo más), es raro la jornada que la Seguridad Social, Hacienda, Ayuntamiento, Diputación o el “puto” Banco Santander… que no se acuerde de mí…

Ya no recibo ni si tan siquiera publicidad, folletos o catálogos, en estos momentos cualquier misiva a mi nombre es directamente para pagar o saldar, ya quedaron lejos aquellas cartas que escribían los soldados que hacían el servicio militar a sus novias, o las que remitían los emigrantes en lugares lejanos a sus familiares ansiosos de noticias y las postales que nos mandaban aquellos amigos conocidos en la playa el último verano…

Cada vez que veo que se acerca el cartero por mi casa, cruzo los dedos y siempre digo que no traiga nada para mí, que no traiga nada para mí…

3 comentarios:

Genín dijo...

A mi campo no llega el cartero, pero mi vecino me trae las cartas que llegan a su casa del pueblo, y es como a ti, carta que llega malo, los certificados peor, porque me obligan a ir a correos al pueblo, total para encontrarme siempre con algo nada bueno...
Habrá que tener paciencia, que vamos a hacer...
Salud

mariajesusparadela dijo...

Yo aun recibo alguna carta manuuscrita. Y me encanta.

Sara O. Durán dijo...

Siendo así, te comprendo. Tan bellos tiempos en que recibíamos montones de cartas y postales de los amigos. Era una emoción grande escuchar el silbato del cartero.
No desesperes, siempre llegan tiempos mejores.
Un abrazo con anís de ultramar.