jueves, 4 de junio de 2020

OCTOGÉSIMO CUARTO DÍA DE CUARENTENA


Diario de a bordo: Después de tantos días, me acabo de dar cuenta que siempre he escrito acompañado de música, está claro que dependiendo lo que esté escuchando en ese momento así me salen los textos, porque tengo música y canciones para todos los estados de ánimo, mi vida tiene una banda sonora casi infinita, y en muchas ocasiones cuando escucho un tema mi mente me traslada a momentos y recuerdos vividos con esos sonidos.

En los dos meses de confinamiento puro y duro, donde solo salía un poco a pasear con mi amigo “Lennon” y comprar alimentos, el resto del día, como todo el mundo, lo pasaba en casa, la televisión casi no la ponía, pero la música estaba sonando siempre y esta ha sido mi gran tabla de náufrago.

En las primeras jornadas me dispuse a leer y a pintar… bueno mejor a garabatear y pintarrajear, las dos cosas me entretienen mucho, pues no he hecho ni lo uno ni lo otro, y tiempo tenía, no conseguía concentrarme para leer ni un solo libro, en cualquier momento con menos tiempo libre hubiera leído varios, pues nada me ha sido imposible, y dibujando solo me salían fantasmas y visiones poco agradables, así que mi carrera “pictórica” se ha reducido a una sola obra, ya algún día me atreveré a mostrarla….

Desde pequeño he devorado música, mi colección de discos era y es enorme y de todos los estilos, con el tiempo me pasé a los CD por comodidad y por su calidad de sonido y sobre todo por espacio, y ahora ya solo la escucho en un pequeño reproductor de pendrive que suena estupendamente.

El que comentó que la música calma las fieras tenía toda la razón, porque a mí me calma… Y como dijo Nietzsche “Sin música, la vida sería un error”,

Mientras la gente grita yo escucho a Bowie, 
la muchedumbre silva yo escucho a Dylan, 
la masa abuchea yo escucho a Lennon, 
la multitud vocifera yo escucho a Patti Smith, 
la tropa chilla yo escucho a Cohen,  
la cuadrilla aúlla yo escucho a Marley, 
la humanidad berrea yo escucho a Triana, 
el pelotón gruñe yo escucho a Serrat, 
la sociedad grazna yo escucho a Sabina, 
la plebe rumia yo escucho a Hendrix, 
la caterva refunfuña yo escucho a Janis Joplin
el gentío ruge yo escucho a Lou Reed
la horda brama yo escucho a Jim Morrison
sus señorías ladran yo escucho a los Rolling Stones...
  
Ya solo puedo decir bravo por la música.


P.D. Si quieres seguir los textos de "La Cuarentena" pincha   AQUÍ.

2 comentarios:

Susana dijo...

La música acompaña mucho. Un beso

Sara O. Durán dijo...

La música es vital, Mamé.
Un fuerte abrazo!