NO SOY UN SUPERHÉROE...

De pequeño siempre soñé que algún día me convertiría en un superhéroe de los que veía en los tebeos y en las películas, ese sueño no se cumplió como era de esperar, pero pensándolo bien me alegro de que fuera así. Con el paso del tiempo esto se hubiera convertido en una pesadilla más que un premio.

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No veo ya con mi edad de Superman, vestido de azul y con los calzoncillos rojos puestos por fuera, adornado con una capa almidonada y una gran S en el pecho volando por el cielo de la bahía de Cádiz, con lo despistado que soy… no ganaría para arreglar antenas de televisión porque volaría muy bajito porque seguro estoy que me marearía.

Tampoco me veo del Increíble Hulk, todo el día de verde pistacho y partiéndome la camisa como en las bodas gitanas y con una fuerza portentosa estaría todos los fines de semanas ocupado haciendo mudanzas a familiares y amigos, venga sofás, frigoríficos y lavadoras de arriba para abajo.

Y menos de Spiderman ya con el polvo que entra de la calle en mi casa tengo bastante como para tenerla también llena de telarañas, (mi mujer me echa seguro).

Y de Lobezno X Men (el hombre lobo de los tiempos modernos) un problema y es que a mi me gusta la carne pasada y quemada como suelas de zapatos, ver la sangre en un filete me da fatiga, que de hambre iba a pasar.

De Batman con este traje tan estrecho ¿Dónde simularía mis múltiples michelines? Además el único murciélago que me gusta es el que trae la etiqueta del Ron Barcadi. 

De Antorcha Humana nada..., que ya yo estoy suficiente quemado como para más fuego…

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Está claro que lo de los superpoderes no están hechos para el ciudadano de a pie y al que le toca le toca, me voy con mi amigo Harry Potter que me va a dar una vuelta en su nueva escoba voladora…