jueves, 28 de enero de 2016

Y EL SILENCIO SE CONVIRTIÓ EN CARNAVAL...



(Esta es mí colaboración para la revista "QUINCE" en su número especial carnaval 2016).

El Carnaval ha sido y sigue siendo para algunas personas un púlpito o tribuna para sus 15 minutos de glorias…  personalmente yo llegué a él accidentalmente como muchos.

Mi primer contacto fue en el verano de 1983 cuando la comparsa “Cristianos en Roma” de Manuel Camacho Francés “El Chusco” estuvo ensayando en La Bodega de Valdés lo que en estos momentos es “El Chusco”, el grupo estaba preparando una actuación para el desaparecido Festival del Moscatel de aquel año, en septiembre al no conseguir un local de ensayo continuaron con una nueva comparsa “Soldados Españoles en Cuba” sin saber que en marzo de 1984 se daría el pistoletazo de salida para el Carnaval de Chipiona… una historia que aún se sigue escribiendo…

Ante de aquellos años en nuestro pueblo había auténticos pero escasos apasionados del Carnaval de Cádiz, aficionados que se llevaban todo el mes de febrero con la oreja pegada a los pequeños viejos transistores traídos de Ceuta y en alguna ocasión habían asistido a una sesión en el Gran Teatro Falla como colofón a su entusiasmo, pero era una minoría que se podían contar con los dedos de las manos.

Antes de 1984 pocos sabíamos de las autorías de Antonio Martín, Pedro Romero o Julio Pardo, y muchos más no distinguíamos una chirigota de una comparsa, no sé porque siempre he recordado a las comparsas de “Los Simios” y sobre todo “Raza Mora” del Puerto de Santa María, más conocidos como “Los Majaras”, durante el inicio de la fiesta grande de este pueblo fueron el buque insignia y un ejemplo a seguir.

Poco a poco todo se fue transformando, unos cambios para mejor y otros no tanto, y fueron muchos los que se quedaron por el camino, unos auténticos carnavaleros y otros solos estrellas fugaces, porque el carnaval puede ser de todo menos agradecido, el mismo público que te aplaude y te encumbra y asciende, es el mismo que te desprestigia y crítica, o estás en el candelero o ya no existe, es una carrera vertiginosa y acelerada en muchos casos de una vida efímera y volátil…: los grupos de cantos, los de cabalgata, las peñas, las damas, los pregoneros… una vez que pierden su brillo y realce pasan totalmente al olvido, es el tributo que hay que pagar si quieres pertenecer a ese “mundo”.

En nuestro carnaval no hay normas escritas o censuras pero sabemos que no vale todo, en cada edición es renovarse o morir, el carnaval es crítica, alegría, frescura, picaresca, doble sentido… pero sobre todo respeto.

Gran parte del éxito del mismo sería la carencia de una fiesta que identificara a la gran mayoría, esta celebración representa la idiosincrasia chipionera tan especial y peculiar que estaba claro que teníamos escondida y ocultada en algún lugar no muy lejano de nuestra historia local…

Don Carnal ya ha repartido la baraja de esta partida anual, sobre el tapete las cartas aún caliente se mezclan entre serpentinas y papelillos, esperando con ansias el comienzo del juego porque el silencio ya se convirtió carnaval…


1 comentario:

Genín dijo...

Muy interesante...
Bonito el cartel, me encanta el diseño y el colorido... :)
Salud