Qué de tiempo desaprovechamos sin vivirlo y
disfrutarlo; qué de ego rueda por el suelo cuando apagamos la luz de nuestro
cuarto; qué de coronas y cetros de reyes destronados tiramos cada día al cubo a la basura; qué de
imperios perdemos, qué de reinados malogrados debajo de la cama; qué de ideas inmaculadas y a la vez viciadas mal utilizadas, aceleramos pero siempre frenamos, soltamos y sujetamos al mismo tiempo y una vuelta a empezar eterna…
Aguantamos pero seguimos, sufrimos pero consentimos, nos
vendemos al mejor postor ofreciéndonos a precios de saldos, de rebajas todo el año, nos vamos,
nos liberamos pero siempre volvemos.
Perdemos la llave pero forzamos la cerradura,
regresamos a la jaula, barrotes de oros, agua y comida…
Nos rendimos, nos reinventamos… y nos agarramos al consuelo y a la esperanza de que mañana será otro día.
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