Como colaborador de Radio Chipiona cada vez que realizo uno de mis comentarios intento imaginar a quien les va a llegar y concebir sus rostros, su edad, su profesión y hasta sus nombres. También ideo los lugares desde donde me escuchan, en el campo, dentro de un invernadero, en una nave de flores, conduciendo el coche, en los negocios más diversos y como no, alguna ama de casa desempeñando la ardua labor de preparar el almuerzo. Esta es la magia del dial. Nuestra radio nos hace soñar, tanto al que la escucha como al que la hace.
Recuerdo sus comienzos en la casa de Paco Berdugo o en la de Felipe Santos, o en la Casa de la Cultura, cuando allí se encontraba el aula del centro de educación de adultos, donde nos reuníamos todos los jueves para preparar la programación del fin de semana, que era cuando se emitía, no faltando ninguno de sus componentes al reparto de programas.
Nunca intentamos cambiar el mundo, pero a nuestro pueblo si, no hubo causa por utópica que fuera que no se apoyara desde nuestros humildes micrófonos, y siempre con el miedo al cierre por carecer de licencia, durante mucho tiempo fuimos “sin papeles” y como no, moneda de cambio por los políticos de turnos según pasaban los años.
En estos momentos contamos con los mejores profesionales, importantes medios y una gran infraestructura técnica, se ha ganado en seriedad, pero puede que le falte más frescura y chispa, y el motivo no es otro que hay poco colaboradores con 18 o 20 años, sangre nueva que quieran transmitir en lo que creen y en lo que no, sus inquietudes e ideas, sin temor a la censura o que los señalen y los etiqueten.
Los que formamos partes de sus comienzos en su día, solamente éramos soñadores, y nunca nos creímos ni periodistas, ni locutores, éramos un grupo de gente inquieta y de lo más variopinto, pero lo que si teníamos claro era que la emisora de radio nos unía. Realizábamos una labor social inexistente en nuestra localidad en aquellos tiempos, informando en lo cultural, festivo, deportivo o en cualquier otro ámbito, todo dirigido por una “panda de niñatos” como en más de una ocasión nos nominaron.
Radio Chipiona, ha sido para muchos de sus miembros un buque escuela, donde se ha luchado contra tormentas y temporales, contra fuertes vientos por estribor por el lado derecho y por babor por el izquierdo, hemos sufrido abordajes de piratas, y hasta el abandono en una isla desierta, motines a bordo de nuestra propia tripulación, pero siempre hemos tenido a un intrépido capitán y un puñado de marineros valerosos con el que hemos llevado a nuestra embarcación a buen puerto y nunca al naufragio o a un dique seco.
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