No soy de los que vayan por ahí presumiendo de haber tenido una vida perfecta, pero reconozco que no me arrepiento de nada de lo que hecho a estas alturas, pero lo que si tengo muy claro que hay cosas que no volvería hacerlas nunca más, de todas las situaciones pasadas he aprendido algo... tanto de lo bueno como de lo malo, y también de toda esa gente con la que me he relacionado o aún me relaciono, de todos ellos en mayor o menor medida he sacado experiencias y conclusiones provechosas que me han servido a corto o largo plazo en esta dura andadura que es la vida.
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Cuantas pequeñas y grandes historias han formado y forman el día a día de una existencia, creo que todos hemos pasado por ese tipo de vivencias unas agradables y otras para olvidar en el mismo instante que estaban sucediendo, pero tendremos que luchar por conseguir que sea el lado más amable que nos toca el que recordemos más a menudo, porque si no estaríamos más momentos tristes y agobiados que felices.
Luchamos a diario contra desengaños, traiciones, envidias y todos esos adjetivos maléficos que por desgracia hacen que el ser humano sea tan imperfecto, dándoles muchas veces más importancia a lo incorrecto que a lo grato, perdiendo un tiempo precioso maquinando e ideando una “dulce venganza” que cuando llega ya no tiene ningún sentido porque todo ese tiempo ya está perdido.
Luchamos a diario contra desengaños, traiciones, envidias y todos esos adjetivos maléficos que por desgracia hacen que el ser humano sea tan imperfecto, dándoles muchas veces más importancia a lo incorrecto que a lo grato, perdiendo un tiempo precioso maquinando e ideando una “dulce venganza” que cuando llega ya no tiene ningún sentido porque todo ese tiempo ya está perdido.
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En muchas ocasiones arrastramos tantos lastres del pasado que no podemos avanzar, siendo nosotros mismos los que nos ponemos las trabas con tantos perjuicios y complejos. El pasado lo tendríamos que utilizar para aprender a vivir el presente con vistas a un futuro y no para quedarte atrapado en el, los recuerdos siempre estarán ahí, pero no por ello tenemos que ser esclavos de ellos, pudiendo cerrar páginas y prosperar con lo ya aprendido.
Difícil tarea la del olvido sin recordar el dolor patente que muchas veces todo lo inunda, y en otras ocasiones el silencio es tan doloroso como los insultos, y la indiferencia más que el desprecio, si esta historia tiene alguna moraleja no es otra que no volver a tropezar de nuevo con la misma piedra…
Difícil tarea la del olvido sin recordar el dolor patente que muchas veces todo lo inunda, y en otras ocasiones el silencio es tan doloroso como los insultos, y la indiferencia más que el desprecio, si esta historia tiene alguna moraleja no es otra que no volver a tropezar de nuevo con la misma piedra…
12 comentarios:
Hola MAMÉ.
Gracias por este texto del que puedo aprender mucho.
Un beso y feliz vida, feliz domingo.
Ahhh...recuerdos a Cádiz :-)
Llevas toda la razón, Mamé, hay que soltar lastre.
El pasado ya no es, el futuro no ha llegado y el presente se escapa cuando lo nombramos.
Somos seres temporales, diferentes según sabemos en cada época de nuestra vida.
Lo grato y lo hermoso es lo que debe llenar nuestro álbum de recuerdos. El resto no merece la pena.
Ah, la venganza es un plato que nunca me ha gustado.
No se puede expresar con mayor claridad señor mio. A partir de ahora y con tu permiso te considerare amigo Séneca. Un fuerte abrazo.
¿Tropezar con la misma piedra? uf yo he tropezado, así que me callo. Parece mentira que no aprendamos.
Mamé, liberémonos del espanto, de las trabas, de las cosas que nos causaron mal. Es importante aprender para evolucionar, aprender del pasado. Pero aprender no implica bloquearse sino todo lo contrario, hacerse mejor y más ligero. La gran sabiduría pesa poco.
Me gusta mucho lo de mirar lo bueno. Yo cada día más pienso que, en mi vida cotidiana, he de aprender a quejarme menos y mirar más las cosas buenas. Ese es seguramente el gran secreto de la felicidad. Abrazos.
Pienso que el secreto está en como tratamos en su momento al presente aunque nos haga sufrir y parezca muy negativo en ese momento, si lo aceptamos como es y lo superamos, se convertirá en un recuerdo que cuando aflore, será sin acritud porque está deglutido y reabsorbido, forma parte de nuestra vida, de nuestro haber, porque habrá ayudado a fortalecer nuestra personalidad, y así, toda una conjunción de presentes formará el armazón de nuestra vida, los recuerdos serán algo natural de nuestra vida y no nos dañarán ni lastrarán en nuestro vivir.
Me temo que me enrollado como una culebra y no he sabido expresar lo que quería decir,pero lo he intentado que ya es algo...jajaja En mi descargo diré que es muy dificil, amigo...jajaja
Salud
Un texto estupendo Mamé, donde das mucho que pensar.
Yo misma he tropezado varias veces con la misma piedra y parece que no aprendo, o quizás el aprendizaje es lento.
La vida, si, pone trabas y a veces muy desagradables, dolorosas...y por supuesto sólo queda olvidar y luchar día a día.
Nos marca el pasado? Creo que a muchos de nosotros si, configurando nuestra forma de ser debido a lo que el pasado ha marcado.
Un saludo y que pases linda semana
Sí, tienes razón:el pasado es un aprendizaje maravilloso. Y tratar de vengarse de algo es guardar rencor, con lo que pesa.
Piedras siempre habras, de ellas aprendemos, lo interesante es tener fuerzas morales y espirituales para sacarlas del camino o, pensando en el projimo deshacerlas.
Que la semana que comienza te sea grata!!!!
Cariños
"Lo que sabemos es una gota de agua; lo que ignoramos es el océano."
Isaac Newton
mamé...en los comentarios han dicho ya muchas cosas que yo tambien diría..
Hay mucho del pasado que yo me lo quiero,me sirve incluso de referencia para ver la evolución....
No hay nada como el hoy, el presente...
No hago planes de futuro, tan solo para el dia siguiente...
y en según que cosas, volveré a caer en la misma piedra...( por ejemplo en enamorarme cada dia)
Mamé, menuda entrada llena de sabiduria...tienes toda la razón. Hay que aprender, olvidar y vivir el presente. Me parece que es la única receta para seguir adelante
Siempre hice lo que quise, pero no siempre quise lo que hice. No me arrepiento, porque de nada sirve y ya me perdoné, tampoco volvería para rectificar, ¡lo hecho, hecho está!. Saludos.
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